Consultoría filosófica, su práctica y propósitos

La consultoría filosófica es una práctica caracterizada por su propósito de servicio a los demás. Se enfoca en la relación de ayuda que se suscita entre un filósofo y un consultante; el filósofo actúa como compañero reflexivo del consultante para analizar las problemáticas que le hacen apto para esta forma de acompañamiento. La orientación de la consultoría filosófica es terapéutica y pedagógica; es decir, acompaña a la persona en un proceso de vida y, además, busca enseñar las diferentes formas de vivir de acuerdo con las diferentes corrientes filosóficas. Esta acción pedagógica promueve la comunicación auténtica y profunda y el pensamiento autónomo e independiente, con el objetivo de fomentar la vida buena (Hernández, 2017).
La diferencia entre la consultoría filosófica y la terapia existencial se encuentra principalmente en su propósito. La terapia existencial tiene un carácter descriptivo, indagatorio e interpretativo, mientras que la consultoría filosófica tiene el objetivo de ayudar a las personas a reflexionar, tomar conciencia y orientarlas a vivir una vida buena. Sus esfuerzos se dirigen a llevar la filosofía a la práctica, usarla como una forma de promover la autonomía del pensamiento y una mejor opción de vida.
El objeto de análisis de la consultoría filosófica es la filosofía personal. Cada uno de nosotros posee una serie de ideas, creencias y criterios que constituyen nuestra filosofía de vida; esta filosofía personal orienta nuestras elecciones y se concreta en las acciones. Sin embargo, con frecuencia la filosofía personal puede resultar insuficiente al enfrentarse con situaciones privadas, complejas, confusas o dolorosas. La consultoría filosófica se convierte en el espacio donde la persona dialoga con otro en una relación privada que le ayuda a ampliar sus formas de comprender lo problemático. El filósofo es ese otro que nos ayuda a entender el mundo y la propia vida desde una perspectiva filosófica (Schuster, 1999).
El propósito de la consultoría filosófica es ayudarnos a transitar de la acción privada a la acción pública, del pensamiento a una acción concreta. Busca la integración de lo público y lo privado; es decir, lograr comprendernos a nosotros mismos en función de aquellos con quienes nos relacionamos. De acuerdo con una perspectiva de responsabilidad y las dinámicas éticas que nos ayudan a convivir en la sociedad, la consultoría filosófica nos insta a sujetar nuestra filosofía personal y manifestarla en el mundo. De este modo, a partir de una reflexión filosófica y el ejercicio del pensamiento crítico, se espera que tengamos un actuar distinto que nos ayude a transformar nuestra propia vida y la de los que viven a nuestro alrededor.
La consultoría filosófica propone nuestra reintegración a la dimensión política. Esta postura de trascender de la acción privada a la acción pública nos ayuda a ver que en el mundo no estamos solos, sino que somos parte de una comunidad. Nuestras acciones cuentan y, llevadas a cabo en un marco de responsabilidad, posibilitan ir más allá del pensamiento individualista y contribuir al cambio social.
A diferencia de una práctica psicoterapéutica que busca ayudarnos a mejorar nuestra salud mental y emocional para tener una vida más feliz, saludable y productiva, la consultoría filosófica propone más bien ayudarnos a llevar una vida más consciente y auténtica para discernir los caminos de actuación a seguir y lograr una vida buena más comprometida con el mundo (Hernández, 2017).
Los múltiples proyectos de la consultoría filosófica

A diferencia de la terapia existencial, cuyo propósito es descriptivo e interpretativo, la consultoría filosófica tiene múltiples proyectos que se relacionan con la formación del pensamiento crítico, cómo llevar una vida buena y la acción social. Algunos de sus proyectos son los siguientes:
- Reintegrar al hombre a la dimensión política: lograr encuentros críticos en los que el diálogo vaya más allá de lo ordinario, transitando de condiciones reductivas a grandes horizontes de perspectiva. Lograr que influyamos mediante nuestros actos en el desarrollo de la comunidad de la que formamos parte; sin imponer la filosofía como una forma de activismo político, sino promoviendo un encuentro entre seres humanos que buscamos trascender el ámbito privado para hacerlo extensivo a lo público. (De Haas, 2013).
- Complementar la psicología en la orientación para la vida: el propósito de una psicoterapia puede resumirse en mejorar nuestra salud mental y emocional y liberarnos de los condicionamientos psíquicos. Una vez que logramos esto, no necesariamente sabremos cómo llevar una vida buena, ni cómo hacerlo con sabiduría. La consultoría filosófica complementa la perspectiva de tener individuos funcionales orientándolos a cuestionar los fundamentos y supuestos de sus tratamientos. Nos lleva a reintegrarnos desde una libre elección, tras haber sometido nuestros actos a una acción crítica y haber examinado nuestras ideas, con la posibilidad de romper con las ataduras conceptuales que nos han hecho llevar la vida como hasta el momento.
- Constituirse en una forma de aproximación a la sabiduría: la sabiduría puede entenderse como una actitud de reconocimiento de la propia falibilidad, una actitud reflexiva, introspectiva y tolerante ante la incertidumbre. Es la actitud sabia la que define la sabiduría. La consultoría filosófica promueve la actitud socrática de la humildad sabia, es decir, practicar la filosofía personal en el ámbito público sabiendo que somos falibles. El objetivo no es resolver los problemas, sino aproximarnos a una solución ampliando nuestras facultades críticas para analizar la situación actual y trasladar el conocimiento a acciones concretas (Lahav, 1995). Se trata de mejorar nuestra comprensión de nosotros mismos y del mundo. Aproximarse a la sabiduría quiere decir un incremento en la sabiduría epistemológica personal y, además, capacitarnos para resolver situaciones problemáticas, con el fin de criticar, analizar y decidir nuestra mejor forma de actuar.
- Orientar al hombre en el proceso del cultivo de las virtudes: la consultoría filosófica hace énfasis en las habilidades, disposición y estado mental que posibilitan el vivir bien. Se propone cultivar nuestras virtudes cognitivas como conocimiento, buen juicio, apertura a nuevas ideas; virtudes actitudinales como sinceridad, paciencia, misericordia y justicia, y virtudes prácticas como objetividad, desinterés por lo ordinario, flexibilidad, previsión, moderación, consideración y valentía. El conocimiento de la virtud y su contrario, el vicio, aumenta nuestra perspectiva sobre cuál es la mejor manera de actuar y vivir: poner la phronesis por criterio (Tukiainen, 2010).
- Promover una relación dialógica entre las personas: consiste en promover el interés por las historias que nos transmiten, para crear una imagen general de la vida y construir una visión del mundo (Tillmanns, 2017). La consultoría filosófica nos insta a enfocarnos en nuestras interacciones en lugar de concentrarnos sólo en lo que sucede en nuestro interior. El diálogo nos adentra en el mundo del otro y entera de conceptos y categorías que nos permiten comprender mejor. Se trata de promover el diálogo como un medio de salir del solipsismo y relacionarnos con los demás.
- Contribuir al proceso de re-humanizar: la consultoría filosófica nos propone conocer lo humano desde lo humano al concientizarnos cómo los adelantos tecnológicos repercuten en nosotros y el mundo. Es darnos cuenta cómo las pequeñas acciones individuales colaboran a transformar el ámbito más grande del mundo e ir más allá del aquí y ahora, ayudándonos ser más humanos, aprovechando el uso de la tecnología a nuestro alcance y a nuestro favor.
El campo de acción de la consultoría filosófica

En términos generales, la relación que propone la consultoría filosófica está acotada por el rango de acción de otras disciplinas, particularmente el campo de la psicología. La consulta filosófica no niega la posibilidad de diálogo a ninguna persona, pero reconoce su complementariedad en un proceso psicoterapéutico. Por lo tanto, para atender problemáticas específicas como las descritas en el DSM en su versión más reciente es recomendable contar con un acompañamiento psicológico.
La consulta filosófica tiene un campo de acción relacionado con situaciones dilemáticas, éticas y epistemológicas, así como criterios y argumentos que orienten las acciones personales a la construcción de una vida buena. En este sentido, el siguiente es un listado que en ningún momento es exhaustivo y ejemplifica algunos temas a dialogar que se consideran como del campo de acción de la consultoría filosófica (Raabe, 2001).
- Planteamiento sobre cómo las dimensiones de nuestra vida se relacionan al mundo más amplio.
- Identificación y clarificación de los supuestos y sentimientos ocultos.
- Reconocer el aislamiento y suposiciones.
- Preguntas sobre significado y valores.
- Problemas de ética.
- Preguntas sobre lo correcto que debe hacerse en ciertas situaciones, para tomar buenas decisiones y discernir la mejor opción para actuar.
- Aprendizaje del arte de vivir.
- Encontrar por nosotros mismos la respuesta a la pregunta sobre cómo debemos vivir nuestra vida.
- Aclaración de roles y responsabilidades.
- Desarrollo de recursos intelectuales que ayuden a examinar los problemas desde diferentes perspectivas.
- Reconocimiento y problematización de opciones.
- Anticipación de consecuencias.
- Desarrollo de los recursos intelectuales necesarios en el examen del propio pensamiento.
- Reconocimiento del impacto y forma de vivir con los medios de comunicación, la tecnología, la industria, la ética del trabajo y las demandas sociales.
- Construcción de una narrativa de vida alineada con los valores y objetivos de la propia persona.
- Examen crítico de la relación entre las creencias y la vida que de hecho llevamos.
De acuerdo con la perspectiva de Raabe (2001), en la consulta filosófica se dialoga sobre las implicaciones éticas y axiológicas de nuestros actos, así como el aprendizaje de recursos que nos permiten el examen crítico de las situaciones problemáticas que se nos presentan.
Por otro lado, Tukiainen (2010), propone que la consulta filosófica es un tipo de relación que ha de aprovecharse para cultivar tanto la sabiduría como las virtudes. En este sentido propone los siguientes campos de acción.
- Ayudarnos a buscar y clarificar lo que una persona sabia haría y pensaría en nuestro lugar.
- Incrementar nuestra autocomprensión y autenticidad a través de preguntas.
- Facultarnos a ver cómo en ocasiones nuestras creencias generadoras de ansiedad están más bien distorsionadas.
- Encontrar nuestro mejor curso de acción en una situación compleja.
- Fomentar el gusto por la contemplación desinteresada.
- Discutir sobre la desconsideración de los amigos y cómo evitar que nos afecte.
- Encontrar razones para evitar sentir que un fracaso personal implica una inutilidad total.
- Ayudarnos a ver que un desastre profesional también puede ofrecer oportunidades.
- Inducirnos a asumir una actitud de aceptación y tolerancia hacia una aparentemente mala situación cuando haya poca esperanza de mejorarla.
- Indicarnos cómo el consentir emociones negativas puede ser la mejor opción disponible.
- Mostrarnos cómo la presión social y la influencia comercial pueden inducir a una menor motivación en la vida.
Además del desarrollo de las virtudes, la National Philosophical Counseling Association (2017) propone que la consulta filosófica atienda cuestiones relacionadas con los problemas que enfrentamos en el curso de la vida cotidiana.
- Dilemas morales.
- Discrepancia de valores.
- Desacuerdos políticos.
- Bloqueo literario.
- Procrastinación.
- Dilemas sobre profesiones.
- Pérdida de trabajo.
- Problemas con compañeros de trabajo.
- Dilemas sobre discapacidades.
- Dilemas financieros.
- Jubilación.
- Envejecimiento.
- Fin de la vida.
- Dilemas de la adultez.
- Hijos adultos de padres envejecidos.
- Problemas con la familia.
- Dilemas sobre la planificación familiar.
- Dilemas sobre familiares políticos.
- Rompimientos y divorcio.
- Dilemas sobre la crianza de los hijos.
- Convertirse en padre.
- Rivalidad entre hermanos.
- Descubrir que uno es adoptado.
- Enamoramiento y desenamoramiento.
- Pérdida de un miembro de la familia.
- Pérdida de una mascota.
- Dilemas sobre la amistad.
- Presión del grupo de pares.
- Dilemas académicos o relacionados con la escuela.
- Rechazo.
- Discriminación.
- Dilemas sobre religión y raza.
- Dilemas sobre el entretenimiento.
- Dilemas sobre la tecnología.
Cada uno de los temas listados pueden ser acompañados por un psicoterapeuta y la consulta filosófica puede tener una función complementaria. Los puntos de vista filosóficos apoyan otras terapias no en la indagación y explicación del origen del malestar, sino en la manera en que nos encargamos de nuestras decisiones y cómo damos a nuestras ideas la forma de acciones en el mundo. No se trata de explicar la conducta ni localizar su origen, sino de problematizar nuestra forma de actuar y decidir y cómo esto puede conducirnos a una vida buena.
Ahora bien, de acuerdo con esta misma asociación (National Philosophical Counseling Association, 2017) hay temas para los cuales se hace un acento en recomendar el acompañamiento de un psicoterapeuta en lugar de un apoyo filosófico, ya que se trata de problemáticas que no se consideran como competencia de la consultoría filosófica.
- Trastornos del desarrollo neurológico.
- Espectro de la esquizofrenia y trastornos psicóticos.
- Trastorno bipolar.
- Trastornos depresivos.
- Trastornos de ansiedad.
- Trastorno obsesivo-compulsivo.
- Trastornos relacionados con traumas y factores de estrés.
- Trastornos disociativos.
- Trastornos con sintomatología somática.
- Trastornos alimentarios.
- Trastornos de la excreción.
- Trastornos del sueño.
- Disfunciones sexuales.
- Trastornos destructivos del control de los impulsos y de la conducta.
- Trastornos relacionados con substancias y trastornos adictivos.
- Trastornos neurocognitivos.
- Trastornos de la personalidad.
- Trastornos parafílicos.
Es importante reiterar que, aun cuando la persona lleve un acompañamiento psicoterapéutico, tanto la terapia existencial como la consultoría filosófica pueden complementar un proceso de sanación desde la perspectiva psicológica. La terapia existencial contribuirá en su competencia descriptiva, interpretativa y de significado, y la consultoría filosófica dialogará sobre la forma consciente de decidir y el valor de la responsabilidad, aportando elementos críticos que ayuden a la persona a ponderar mejor sus actos.
Por último, también es recomendable que un consultor filosófico sea capaz de identificar los trastornos listados en el DSM en su última versión para discernir si la ayuda que él pueda prestar sería la más adecuada o más bien de la competencia de otras áreas. Sin embargo, necesita evitar un supuesto de acción limitada y por eso negarse a ayudar a quien lo necesite. El primer compromiso de cualquier ser humano es ayudar al otro. El compromiso de quienes han decidido tomar la filosofía como vocación es ayudar a otros a obtener la sabiduría y orientarlos a llevar una vida buena. Tampoco es que la consulta filosófica pretenda ayudar a toda persona, aunque fuese por humanidad, pues en varias ocasiones se carecerá de las herramientas para hacerlo y se mostrará por ello incompetente. La propuesta de la consulta filosófica es ayudarnos poniendo a nuestro servicio los conocimientos que nos permitan problematizar, desarrollar y practicar nuestra filosofía de vida y así apoyarnos en la plena aceptación de toda nuestra complejidad y posibilidades de acción.
Fuentes de consulta
De Haas, L. (2013). Situations and Experiences. Essays on Philosophical Practice. Roermond.
Hernández, A. (2017). Fundamentos teóricos y metodológicos de la práctica de la consultoría filosófica. Tesis para obtener el título de licenciado en Filosofía. Instituto de Filosofía.
Lahav, R. (1995). Essays on Philosophical Counseling. University Press of America.
National Philosophical Counseling Association. (2017). Practice areas / boundaries. NPCA.
Raabe, P. (2001). Philosophical Counseling: Theory and Practice. Praeger.
Schuster, S. (1999). Philosophy Practice: An Alternative to Counseling and Psychotherapy. Praeger.
Tillmanns, M. (2017). Understanding the Unique Self and Other through Dialogue. International Journal of Philosophical Practice. Vol. 2. Núm. 4 National Philosophical Counseling Association.
Tukiainen, A. (2010). Philosophical Counselling as a Process of Fostering Wisdom in the form of Virtues. Practical Philosophy. Vol 10. Núm 1. Society for Philosophy in Practice.